Dedicamos un nuevo especial a la editorial barcelonesa que cuenta con los derechos de publicación de DC Comics en nuestro país. Aparte de Superman, Batman y el resto de héroes podremos disfrutar de algunas propuestas independientes pertenecientes al sello Skybound, lugar en el que Robert Kirkman da rienda suelta, directa o indirectamente, a muchas de sus invenciones, o de nuevas etapas de títulos nacidos en el sello para adultos, Vertigo.
Es precisamente con este último con el que abrimos este repaso. Muy pocos serán los que no conozcan a John Constantine, el mago bocazas ataviado con una gabardina que ha salvado en más de una ocasión el plano mágico y el terrenal de incontables amenazas. Tras hacer su debut en las páginas de La Cosa del Pantano de la mano de Alan Moore, su primera cabecera se prolongó a lo largo de trescientas entregas, un número que convertía sus aventuras en la colección más longeva del sello. Un largo camino que contó con los guiones de gente tan capaz como Jamie Delano, Garth Ennis, Brian Azzarello, Peter Milligan o Mike Carey.
Un cierre que propició la aparición de nuevas encarnaciones del personaje, mediando siempre movimientos editoriales como Nuevas 52, Renacimientos y reinicios varios. A pesar del esfuerzo, los autores implicados y las buenas intenciones, esos tres centenares de números pesaban demasiado y ninguna de las nuevas propuestas llegaba demasiado lejos. Aprovechando el treinta aniversario de Sandman, la famosa creación de Neil Gaiman, el Universo Mágico fue revitalizado con un buen puñado de colecciones nuevas como Lucifer, The Dreaming, Los Libros de la Magia o, como no podía ser de otra manera, la del tipo de la gabardina.
Universo Sandman: John Constantine – Hellblazer recupera el material más reciente en el que podremos disfrutar de la afilada lengua del carismático personaje. Un volumen perfectamente disfrutable sin necesidad de tener que leer nada más (se incluye el One-shot inicial y el pertinente cruce con The Books of Magic) por lo que será todo un caramelito tanto para lectores recién llegados como para los más veteranos que estaban ahí desde el principio. Unos cómics que contarán con los guiones del británico Si Spurrier, autor forjado en la factoría 2000 AD pero que también ha dejado su huella en editoriales como Marvel, Image, Boom! y, claro está, DC.
Un Spurrier que toma el camino central y obvia todo lo que se ha escrito del personaje desde aquel lejano número trescientos. Una decisión muy acertada si quiere aportar personalidad a su relato y, de paso, conectarlo directamente con la etapa más conocida y querida por los aficionados. Un punto de partida que nos muestra a un Constantine regresando a Londrés tras haber estado ausente una larga temporada. Acierta desde la primera página en la caracterización del mago urbano, dándole un tono pesimista a su discurso a la misma vez que le permite dar su opinión sobre temas actuales como la Corona, el Brexit o problemas sociales como el racismo creciente en las calles.
Lo que no cambia ni un ápice es la capacidad de Constantine para meterse en todo tipo de problemas. Su carácter depreciable y desagradable se va a ver empeorado por su afición a la bebida y al tabaco, sustancias que le van a ser muy útiles para enfrentarse a la parte más miserable de la naturaleza humana. Spurrier nos presenta historias que no se extienden más de tres números, moderniza al personaje dándole un teléfono móvil poseído y lo obliga a colaborar con un mago de nuestros días, vegano y pansexual. Relatos en los que vamos a encontrar unicornios en la corte inglesa, fantasmas que claman venganza, reyertas entre ángeles y pandilleros o el enfrentamiento definitivo entre Constantine y ¿él mismo? Un derroche de imaginación y buenas ideas que serán ilustradas magnífica y espectacularmente por los acertados lápices de Tom Fowler, Marcio Takara, o Aaron Campbell. Una docena de números que nos dejan con ganas de más a la espera de la siguiente etapa en la que podamos disfrutar de un personaje que siempre está dispuesto a sorprendernos.
Universo Sandman: John Constantine – Hellblazer
V.V.A.A. ECC Ediciones. 36,50€ (368p.) ISBN: 9788419678867
Seguimos con la primera entrega de Ladrón de ladrones, serie apadrinada y dirigida por Robert Kirkman pero escrita por otros guionistas de su confianza. El subsello de Image Comics, Skybound, se ha convertido por méritos propios en uno de los más interesantes del panorama americano y ahora, gracias a ECC Ediciones, estamos pudiendo disfrutar de muchos de los títulos que componen su extenso catálogo. Clásicos de la talla de Los muertos vivientes o Invencible hasta maravillas como Murder Falcon, Stillwater, Extremity o Birthright.
Géneros de lo más diversos para atraer la atención del mayor número de lectores. Terror, superhéroes, ciencia ficción, fantasía y robos. Por el título de la presente colección podemos deducir de la dirección argumental que van a seguir Nick Spencer y James Asmus, primeros en demostrar su valía al frente de la serie. Como si de un show televisivo se tratara, Kirkman dictará las líneas generales del argumento (a modo de showrunner) y cada saga será escrita por un guionista distinto. Esto aporta una variedad de ideas y estilos que le viene que no pintado a las aventuras de Conrad Paulson, uno de los mejores ladrones que nos ha dejado el oficio.
Debutando en el año 2012 y abriendo el recién estrenado sello de Kirkman, este Ladrón de ladrones centra los focos de atención en el mencionado Conrad, también conocido como Redmond, y a medida que avancen los números conoceremos más datos de su pasado, de su situación actual y, sobre todo, de todos los personajes que le rodean. Un grupo de secundarios entre los que cobran especial importancia sus socios, su ex-mujer, su hijo y la agente del FBI, Liz Cohen, que pone todo su empeño en atraparlo, siendo una tarea nada fácil si tenemos en cuenta el ingenio del que hace gala el bueno de Conrad.
La serie cuenta con todos los elementos propios de este género, persecuciones, acción, robos imposibles, conflictos familiares y un protagonista principal que derrocha carisma en cada aparición a pesar de ser un delincuente amigo de lo ajeno. Si nos centramos en el leitmotiv de la trama, los robos en su máxima esencia, vamos a percatarnos que no existe un terreno más apropiado para que los guionistas puedan sembrar una serie de trampas, engaños y giros inesperados con los que dejarnos con la boca abierta. Planes concienzudamente diseñados para hacerse con un botín cuya puesta de largo parece más un truco de magia que una estafa de alto postín.
Tanto Spencer como Asmus hacen un soberbio trabajo, trabajando en una misma dirección pero dejando claro que cada uno de ellos puede aportar cosas propias. El guionista de la inacabada Morning Glories pone especial hincapié en el reclutamiento de socios, en el código de los ladrones y en una narrativa desestructurada que nos recuerda a las mejores películas de un Guy Ritchie que parece estar presente en cada una de las páginas. Asmus, por su parte, se encarga de las relaciones interpersonales, sobre todo, la de Redmond con su hijo, y todo el desbarajuste psicológico que puede provocar el ganarse la vida de esta manera.
Pero si hay que mencionar un nombre que consiga aglutinar todos estos talentos y enfocarlo en uno solo, ese es el dibujante Shawn Martinbrough. El de Nueva York consigue imprimir una apariencia característica y única a la serie gracias a un estilo más que adecuado para el noir. Con elementos que nos recuerdan a grandes como Alex Toth y a magníficos ilustradores actuales como Phil Hester o Cliff Chiang, sus páginas cuentan con la atmósfera perfecta en la que los personajes puedan tramar sus planes y engaños. Un cómic tremendamente cinematográfico (o televisivo, según se mire) que se devora con gran avidez y que promete emociones fuertes de cara a las dos entregas que aún faltan por ver la luz. Puede que esto no haya hecho más que empezar pero necesitamos conocer de manera imperiosa el destino final de Paulson y los suyos.
Ladrón de ladrones Volumen 1
V.V.A.A. ECC Ediciones. 34,00 € (320p.) ISBN: 9788419733511
La siguiente referencia nos va a dejar, esta vez sí, una de las mejores aventuras que se han escrito recientemente (y el tiempo dirá si sube algún peldaño más) usando al personaje más reconocible de la editorial. Superman: La era espacial supone una auténtica sorpresa a todos los niveles, un relato ambicioso en el que el guionista Mark Russell y el dibujante Mike Allred (imposible que algo salga mal con estos dos nombres en los créditos del cómic) nos cuentan la historia de Superman, o mejor dicho, de un Superman, ya que no se trata del Hombre de Acero que todos conocemos sino el de otras Tierra, la 203495-B para ser más concretos, una de las muchas que poblaban el Multiverso original.
Un volumen que abre con uno de los momentos más recordados por los aficionados, unas Crisis en Tierras Infinitas que solventaba el problema multiversal con un conflicto cósmico que dejaba tan solo una Tierra, por lo que aquella en la que habita nuestro Superman pasará a mejor vida. Una vez mostrada la destrucción del planeta, la acción da un salto en el tiempo y nos traslada hasta Smallville en el año 1963, pistoletazo de salida para un repaso que durará veintidós años a lo largo de los cuales acompañaremos a este Clark Kent desde que decide convertirse en Superman hasta la destrucción de su hogar a manos del Antimonitor.
Aunque pensemos que ya conocemos todos los pormenores de la vida del kryptoniano, Russell se las ingenia para tejer una historia compuesta por momentos muy conocidos pero llenos de emoción, interés y algún giro inesperado. La partida de Smallville, el descubrimiento de La Fortaleza de la Soledad, el ver por primera vez a Lois Lane, conocer la redacción del Daily Planet, el encuentro con otros héroes y la posterior formación de La Liga de la Justicia y, no podían faltar, los primeros villanos, unos Brainiac y Lex Luthor cuya imagen comparte elementos de sus versiones más clásicas pero con cierto aire modernizado. Y para no dejar de lado las mencionadas Crisis, vamos a poder disfrutar de la presencia intermitente de un personaje capital en la saga como es Paria.
En unos tiempos en los que los eventos grandilocuentes siguen estando a la orden del día, resulta todo un soplo de aire fresco poder disfrutar de este tipo de obras, una mirada atrás en la vida editorial de personajes cuyo volumen de historias a sus espaldas se cuenta por cientos y donde la nostalgia y la complicidad con el lector juegan un papel fundamental. El propio Russell ya hizo algo parecido para La Casa de las Ideas y su línea Toda una vida en la que jugó con la continuidad de La Primera Familia Marvel para darnos un bonito relato que junto con otro de Spiderman dejaron muy buen sabor entre los lectores.
El escritor nacido en Oregon deja de lado aquella vertiente humorística que tan buenos resultados le dio en la actualización de Los Picapiedras y Las crónicas del León Melquiades para entregar una historia puramente superheroica, acentuando el lado más humano del personaje, sacando lo mejor de Clark Kent, Kal-El y todo lo que representa el legado kryptoniano. Un Superman que llega a ser considerado un símbolo, una fuente de inspiración para todos nosotros que saca lo mejor que llevamos dentro. Bien es cierto que podemos encontrar ciertos aspectos críticos marca de la casa (estando la Guerra Fría presente podíamos esperar tal cosa) pero Superman: La era espacial acaba convirtiéndose en un canto al mejor cómic de superhéroes. Algo a lo que contribuye en gran medida el aspecto gráfico que el matrimonio Allred imprime a la serie, sabiendo adaptar su estilo a cada una de los momentos en el que transcurre la acción. Las páginas pertenecientes a la Silver Age no pueden ser más adecuadas para toda la imagen pop y el delirio gráfico al que nos tienen acostumbrados desde hace tiempo. No exageramos al afirmar que este título apunta a esencial del año y, a poco que pase algún tiempo, entrará a jugar en la misma liga que Las cuatro estaciones, All-Star Superman, Hijo rojo, Identidad secreta o Legado. Sobresaliente.
Superman: La era espacial
Mark Russell y Mike Allred. ECC Ediciones. 28,00 € (256p.) ISBN: 9788419760234
Toca vestirse de gala para disfrutar del trabajo de dos grandes de la industria, dos nombres que son sinónimo de calidad y cuya unión dio como resultado una de las aventuras más entretenidas de cuantas ha protagonizado la formación encabezada por Superman, Batman y Wonder Woman. Que La Liga de la Justicia: El libro del destino consiguiera reunir el talento de Mark Waid y el añorado George Pérez debería ser motivo de júbilo y alegría por todos los aficionados al buen cómic así que la nueva edición por parte de ECC de esta historia, no muy conocida a pesar de sus credenciales, tiene que ser celebrada por todo lo alto.
The Brave and the Bold fue una cabecera que se mantuvo durante doscientos números, empezando en los años cincuenta y finalizando en los ochenta. Tendríamos que esperar hasta el 2007 para que desde DC se le diera una nueva oportunidad, una etapa cuyos primeros doce números están recopilados en este volumen. Utilizar el nombre de La Liga en el título no es del todo correcto porque no veremos a todos los héroes actuar juntos ya que una de las características del título consistía en juntar a dos personajes de la editorial, un patrón que se repetirá a lo largo del tomo. Waid sabe lo que quiere contar desde el principio y plantea una ambiciosa historia río en la que, a lo largo de un año, el protagonismo irá cambiando de personaje en personaje.
Pocos guionistas pueden estar más capacitados que Waid para llevar a buen puerto un relato como este. Poco importa el personaje que tenga la vara de mando, el guionista de Alabama lo hará brillar de manera deslumbrante. Lo hace, además, aprovechando al máximo las cualidades de cada uno de ellos, sabiendo adaptarlos a las distintas fases de su guión, utilizando distintos géneros para cada ocasión, desde la aventura a la ciencia ficción, pasando por el terror o, evidentemente, por el superheroico. Todo vale cuando el destino del universo está en juego.
Tener un currículum en el que aparecen títulos como Kingdom Come, Flash (con una extensa y magnífica etapa al frente del velocista escarlata) o JLA (sustituyendo a Grant Morrison) hace que todo el mundo confíe plenamente en los resultados de tu trabajo. Cuando Green Lantern encuentra un cadáver flotando en el espacio poco pueden imaginar el despliegue de medios que se nos viene encima. El primero en aparecer será Batman que es solicitado por Hal Jordan para que sus habilidades detectivescas arrojen algo de luz al misterioso cuerpo. A partir de este momento irán desfilando en orden riguroso grupos como Doom Patrol, Los Investigadores de lo Desconocido, Metal Men, La Legión de Superhéroes o Los Blackhawks. Y también disfrutaremos de invitados en solitario como Supergirl, Lobo, Wonder Woman o Dial H.
Queda claro que Waid se lo pasa como un niño con zapatos nuevos al escribir el guión de la serie, incluso imita el estilo de escritura de aquellos lejanos años sesenta, detalle que encuentra su prueba innegable en los abultados textos de algunas páginas. Del trabajo desarrollado por Pérez poco podemos añadir a estas alturas. Majestuoso. Detallado. Sobresaliente. Todo calificativo se queda corto para definir el trazo minucioso con el que el neoyorquino ilustra las palabras de su colega, un festival de buenas maneras que eleva el resultado final hasta unas cotas de calidad que no están a la mano de cualquiera. Un volumen que termina convirtiéndose en un manual de cómo realizar cómics de superhéroes.
La Liga de la Justicia: El libro del destino
Mark Waid y George Pérez. ECC Ediciones. 33,00 € (296p.) ISBN: 9788419760241
La despedida la ponemos con otro clásico en el que el recordado dibujante de la anterior obra juega un papel fundamental, un cómic atemporal que, gracias a la magia del crowdfunding, ha podido ver la luz en nuestro país de nuevo tras muchos años esperándolo. El ansia de ver cómics clásicos de DC traducidos a la lengua de Cervantes ha hecho posible que, por fin, podamos disfrutar de los míticos Jóvenes Titanes de Marv Wolfman y George Pérez cuya primera entrega (de las seis que compondrán la etapa), El albor de los Titanes, cumple de sobra con todas las expectativas que habían sido depositadas sobre él.
El trabajo conjunto de la pareja artística sumado al talento como editor de Len Wein, hizo posible que se les diera una segunda oportunidad al grupo ya que, dos años antes, su serie tuvo que ser cancelada. Wolfman dispone el listado de personajes que van a conformar esta nueva andadura y Pérez se pone manos a la obra en el diseño de Dick Grayson, Kid Flash, Donna Troy, Raven, Beast Boy (ahora Changeling), Starfire o Cyborg. La primera aventura deja sin palabras a la editora jefe del momento, Jenette Kahn, y esta decide regalar a los lectores una historia corta que aparecerá en la cabecera DC Comics Presents #26 para regocijo de todos.
Desde la primera página la química entre todos los miembros de la formación empieza a aparecer y a funcionar provocando que estos prolegómenos sean de un gran interés y dinamismo, yendo directamente al grano y huyendo de los convencionalismos típicos de una aventura de presentación. Solo hay que echar un vistazo a todo lo que ocurre en este arranque para saber la serenidad con la que se toman los autores la nueva colección. Se necesita un villano de altura, Deathstroke el Exterminador, que junto a su hijo se prestarán a hacerles la vida un poco más difícil a los Titanes, pero también está la organización criminal HIVE, y Los 5 Temibles.
Pero no terminan aquí las sorpresas ni las amenazas. Con la publicación del número seis se pudo apreciar una mejoría a todos los niveles, una prueba inequívoca de las posibilidades de la colección. Entraba en escena otro enemigo llamado a convertirse en todo un clásico: Trigón el Terrible. Emparentado con uno de los Titanes, la trama terminará resolviéndose en otra dimensión en una escena que, a día de hoy y por mucho que pase el tiempo, sigue siendo una genialidad. Poco a poco y usando aventuras menos ambiciosas, Wolfman aprovecha para ahondar en las vidas de los personajes, afianzando lazos de amistad y aportando datos pasados que se remontan hasta el origen de cada uno de ellos.
A nadie se le escapa que Los Titanes supusieron la respuesta por parte de DC al tremendo éxito que los mutantes estaban cosechando en La Casa de las Ideas. Una jugada perfectamente diseñada que tendría momentos clave como la historia aparecida en la octava entrega, un relato cuyo título, Un día en las vidas…, nos mostraba qué hacían estos héroes cuando no estaban salvando el universo. Una forma inmejorable para humanizar a estos seres y acercarlos al culebrón novelesco que Claremont estaba desplegando en La Patrulla-X.
Un primer volumen que deja la puerta abierta a mucho más, a todo un puñado de historias inolvidables que llegan con el factor nostálgico golpeando fuerte. Todo aquel que pudo disfrutar de algunas de las ediciones anteriores (Zinco y Planeta) sabrá que aún falta por llegar lo mejor. Tanto Wolfman como Pérez no levantan el pie del acelerador en ningún momento y el resultado se traduce en uno de los mejores tebeos de superhéroes que han aparecido en mucho tiempo. Al menos, desde aquel lejano 1980. Cuarenta y tres años han pasado ya y su lectura sigue siendo tan atrevida y deliciosa como el primer día. Solo los clásicos pueden provocar este tipo de reacciones y este material lo es.
Los Nuevos Titanes Volumen 1: El albor de los Titanes
Marv Wolfman y George Pérez. ECC Ediciones. 36,50 € (344p.) ISBN: 9788419733146