Steven Millhauser, traducido del inglés por María Negroni. Inter Zona Editora (Argentina). 14,90 € (144 p) ISBN 978 987790015 6
Hay libros que son gabinetes de maravillas, piezas únicas, donde la voz narrativa es con frecuencia paradójica y fascinante. Los cuentos de Steven Millhauser corresponden a una naturaleza contradictoria, son relatos cuyos temas, personajes o situaciones nos resultan seductores y aterradores por igual. El autor ganador del Premio Pulitzer de ficción en 1997 (Martin Dressler. Historia de un soñador americano) es un contador de historias raras, tan complejas e impenetrables como un laberinto. El cuento que da título a esta singular antología, está dedicada al asombro frente al legado del famoso showman Phineas T. Barnum, que exhibe maravillas, monstruos y fenómenos cuya presencia o ausencia despiertan curiosidad profana. Este tipo de ficción breve, es difícil de situar sobre ejes literarios estáticos, sus narraciones mutan mientras se leen, no encajan en ninguna categoría. En el relato La invención de Robert Herendeen el tiempo y la entropía erosionan el orden establecido en un ambiente tan turbio como vaporoso. La postal sepia es un cuento donde la maldición del presente se mantiene en constante y misteriosa fuga. En Eisenheim, el ilusionista nos enfrentamos a los vacíos de aquellos enigmas que parecen imposibles de resolver. El lector transita por todo tipo de salas, se ve a sí mismo revisando una multitud de armarios, estantes, cajas, o a mitad de una librería que se vuelve sombría y evasiva. El conjunto de estos cuentos funciona sostenido en dos fuerzas opuestas, pero secretamente relacionadas: lo salvaje y lo civilizado.