Juan Gabriel Vásquez, los libros que eligen a los lectores

Conversaciones con un referente de la literatura contemporánea hispanoamericana a propósito de sus nuevos títulos

Laura Riñón Sirera

Ayer un amigo me escribió un mensaje: «Estoy enamorado de este libro y de este escritor». Y acompañó sus palabras con la fotografía de una página subrayada de Viaje con un mapa en blanco de Juan Gabriel Vásquez. Algunos libros tienen elegidos a sus lectores antes de que estos sepan de su existencia. Y supe que este título era para mi amigo desde el día en el que me preguntó por cuál debía empezar a leer al escritor colombiano. Para muchos, Juan Gabriel Vásquez es el referente de la literatura contemporánea hispanoamericana y uno de los autores más importantes de su generación. Además de novelista, poeta, escritor y ensayista, es traductor de novelas como El corazón de las tinieblas, obra maestra de uno de sus escritores venerados, Joseph Conrad.

Hace unos meses, dediqué la crónica mensual que escribo en esta publicación a mi visita al Festival Hay de Cartagena de Indias que se celebró en enero. Allí, además de reencontrarme con amigos de ambos lados del charco, tuve la oportunidad de conversar por primera vez con Juan Gabriel Vásquez, y no solo le confesé mi admiración por su trabajo, sino que además regresé a España con su promesa de visitar mi librería. Y para deleite de nuestros lectores —y del mío propio—, cumplió su palabra.

Le di la bienvenida con un brindis dedicado a su promesa cumplida y a la pasión que nos une. Nada puede salir mal si un encuentro comienza con un brindis dedicado a la literatura. Y antes de comenzar nuestra charla, me disculpé con los asistentes porque intuía que mis nervios me llevarían a inventar palabras y ver cómo estas tropezaban varias veces durante una conversación de la que intenté escapar. Solo queríamos escucharlo a él. Y no exagero al decir esto si tenemos en cuenta que el mayor porcentaje de ciudades en las que mejor español se habla del mundo están en Colombia, por lo que entablar un diálogo con un escritor colombiano es lo más parecido a recibir en directo una lección magistral en torno al arte de conversar, al que tanto Montaigne como Oscar Wilde le dedicaron no pocos textos. Y por si esto no fuera suficiente, Vásquez es además uno de los pocos escritores colombianos cuyas huellas mejor encajarían en las de su compatriota Gabriel García Márquez. En cierta ocasión dije que, si el Nobel de Literatura volviera a aterrizar en Colombia, Juan Gabriel Vásquez sería su justo destinatario. Seamos pacientes y concedamos un poco del tiempo al tiempo.

Después de nuestro brindis, elegí como punto de partida una de las preguntas más repetidas y aburridas que se le puede hacer a un escritor de su talla —y cuya respuesta ya conocía—, pero quise que fuera el propio Vásquez quien contara su relato acerca de sus primeros pasos como escritor. Habitaba en los universos creados por otros, y entre los párrafos de las historias universales que le conquistaron en su juventud fue donde su voz narrativa empezó a formarse. Y tan pronto se licenció en la carrera de Derecho, hizo las maletas y puso rumbo a París, la ciudad a la que emigraron sus referentes, a los que Gertrude Stein bautizó como la Generación perdida, y a la que años después llegarían los escritores del llamado boom latinoamericano, García Márquez, Vargas Llosa o Cortázar. Mientras cursaba sus estudios de posgrado en la Universidad de la Sorbona, seguía los pasos —dentro y fuera de las novelas— de los que caminaron antes que él por los cafés y librerías de la ciudad y empieza a trabajar en su destino de convertirse en novelista. Con el tiempo, descubrirá que París no fue solo una excusa para alcanzar un sueño sino también una oportunidad de alejarse de la violencia que llevaba más de una década gobernando en las calles de Colombia. Pero, a pesar del océano que durante años lo mantuvo lejos de esa vida, la historia de su país siempre ha estado presente en muchos de sus textos, y gracias a sus ficciones podemos entender la realidad en la que habitan los colombianos, todavía incapaces de ponerse de acuerdo para ponerse de acuerdo. En su recopilatorio Los desacuerdos de paz se incluyen sus columnas publicadas por el autor y las conversaciones que mantuvo con algunos de los implicados en las negociaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Juan Gabriel Vásquez ha sido galardonado con numerosos premios, dentro y fuera de su país, entre los que destacan el Premio Alfaguara por El ruido de las cosas al caer y  Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa por Volver la vista atrás, ambas publicadas en la editorial Alfaguara. Su obra se ha traducido a más de treinta lenguas y este otoño se publica en España La traducción del mundo (Alfaguara), que recopila las cuatro conferencias de la cátedra Weidenfeld de Literatura Europea Comparada que dictó en la Universidad de Oxford, en las que se pregunta si «hay en la ficción literaria una manera de comprender la vida que no pueda encontrarse en ningún otro espacio». Vásquez se convirtió además en uno de los protagonistas de la reciente revolución que sufrió la Academia Colombiana de la Lengua tras convertirse en miembro de la misma junto con los también novelistas Héctor Abad Faciolince, William Ospina y Juan Esteban Constaín, una incorporación que fue considerada un hito para una institución que, con la incorporación de estos nombres propios, sigue los pasos de la Real Academia de la Lengua en nuestro país cuando las letras de algunos asientos fueron asignadas a novelistas como Arturo Pérez-Reverte o Javier Marías.

En el prólogo de su poemario, Cuaderno de septiembre, Luis García Montero escribe que no es un libro de poemas escrito por un novelista, sino un libro escrito por un poeta. No hay mejor manera de definir a un escritor que ha convertido la lengua en su patria y su literatura en nuestro hogar.  


Laura Riñón Sirera es escritora y dueña de la librería madrileña Amapolas en octubre.

Artículo publicado originalmente en el número 43 de Publishers Weekly en Español

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