Si elimináis a los griegos ¿por qué escalera pretendéis ascender hacia la cultura?”
Nietzsche
La Odisea fue escrita probablemente en el siglo VII antes de Cristo. Más de 2700 años después sigue muy viva. En 2018, una encuesta realizada por la BBC, en la que participaron escritores y críticos de treinta y cinco países, la eligió la obra literaria más influyente de la historia. En 2020, Blackie Books la recupera en la polémica versión del novelista inglés Samuel Butler.
Después de tantos meses de pesadillas, encierro, incertidumbres, llega el otoño regalándonos un respiro de aventuras y mar. Prolongar los sueños de sal; el rugido del mar oscuro como el vino, seductor como las magas de las orillas arenosas; herido de naves cóncavas sobre las que cabalgan las olas los guerreros aqueos que sobrevivieron a Troya, y que regresan, cansados, al hogar capitaneados por el tramposo Odiseo, es ahora, más que nunca, una feliz realidad.

Ya sea porque en estos días se cumplen exactamente dos mil quinientos años de una de las batallas más famosas de la historia antigua, las Termópilas, bien porque, envenenados de dudas y falsedades en nuestra historia moderna, hemos recordado que todas las respuestas están en los clásicos, estamos comenzando a comprender, por fin, que lo moderno es lo olvidado y nos hemos puesto a recuperar, en reediciones y revisadas traducciones, nuestra literatura clásica. En este año que nos espera incierto y lleno de dificultades, nada mejor que sortear los caprichos de los dioses como hiciera Ulises en el Ponto Euxino volviendo a navegar junto a él.
Sin embargo, la navegación de hoy no debe ni puede ser la misma, pues por entre el silencio ensimismado y superficial de la revolución tecnológica de las últimas décadas se ha producido un grito desgarrador y sin vuelta atrás de otra revolución sin pausa: la de la mujer. En una guerra que para ella no termina nunca, la mirada femenina sigue cambiando el mundo. Como en todo cambio profundo hay errores de forma, pero la base es indiscutible y es necesaria. La mujer es el nuevo héroe del cine, la literatura, la vida. Tal vez por eso sea un momento más que apropiado para la reedición de un clásico por partida doble: la Odisea de Homero en la versión del novelista británico Samuel Butler quien siempre defendió la idea de que la Odisea fue escrita por una mujer.
Samuel, el rebelde
Al principio de su vida, Samuel Butler comenzó a llevar consigo unos cuadernos con el fin de escribir en ellos todo lo que quisiera recordar. Solía decir que los pensamientos de uno vuelan tan rápido que hay que dispararles. Así que disparó a tantos como pudo y los conservó, reescritos en hojas sueltas de papel que constituían una especie de museo almacenado con las criaturas sabias, hermosas y extrañas que continuamente se cruzaban en su camino. Una multitud y variedad de pensamientos, reflexiones, conversaciones, incidentes de todo tipo que dibujan una desordenada, fascinante, genial biografía del escritor: su vida temprana en Langar, Handel, días escolares en Shrewsbury, Cambridge, cristianismo, literatura, Nueva Zelanda, cría de ovejas, filosofía, pintura, dinero, evolución, moralidad, Italia, especulación, fotografía, música, historia natural, arqueología, botánica, religión, teneduría de libros, psicología, metafísica, la Ilíada, la Odisea, Sicilia, la arquitectura, la ética, los Sonetos de Shakespeare. En cualquier lugar de sus apuntes uno puede encontrar algo sobre Handel o una reflexión junto a un apunte del nombre del mejor hotel de una ciudad italiana junto a algo sobre Harry Nicholls y Herbert Campbell, seguido de unas breves reflexiones sobre el teatro griego. Un genio inquieto y múltiple que descubrió el sur de Italia con tan solo ocho años y que desde entonces ya no pudo desenredar su exotismo, su misterio, su belleza milenaria de todo aquello que amó o escribió.
Años después, Robert Graves afirmaba que cualquier forma de arte es o una ofrenda o una profanación. Butler consiguió con su versión de la Odisea lo más difícil: lograr reunir ambas cosas al mismo tiempo.
La Odisea de Butler
“La autora de la Odisea” era el título de un ensayo escrito por Butler en 1897, anterior a la traducción completa de la obra homérica, en el que sostenía que la Odisea estaba escrita por una mujer de Trapani, Sicilia, que se dejaba ver brevemente en el poema bajo el nombre de Nausicaa. Decidido, el escritor inglés concluía este estudio con un entusiasmo que aún hoy convence: «Seguramente si la Odisea nos ha encantado como obra de un hombre, su encanto y maravilla aumentan infinitamente cuando lo vemos como de mujer […] He demostrado que en las épocas más tempranas conocidas de la literatura griega abundaban las poetisas y ganaban una gran reputación. He demostrado que, por consentimiento universal, el interés doméstico y femenino en la Odisea predomina sobre el masculino. He demostrado que todo estaba escrito en un solo lugar (Sicilia), y si es así, aunque no hubiera más razones para pensarlo, presumiblemente por una mano; he demostrado que el escritor estaba extremadamente celoso por el honor de la mujer, tanto como para no dejarse intimidar cuando trataba de deshacerse de una historia que consideraba un insulto a su sexo. Siendo estas cosas así ¿es demasiado pedirle al lector que crea que el poema no fue escrito, como sostenía Bentley, por un hombre para mujeres, sino para hombres y mujeres, por alguien que era, ella misma, mujer?».
Ese polémico estudio de Butler no tuvo demasiados lectores, pero generó unas consecuencias literarias eternas. La primera que, gracias a él, el proyecto inicial de traducir la Odisea se convirtió en una realidad completa. La segunda es que la idea mágica de que una mujer contase la historia del héroe inspiró con posterioridad a dos grandes autores: James Joyce, cuyo Ulises es una gigantesca, desbordada búsqueda literaria del deseo femenino, y Robert Graves, quien primero en La Diosa blanca y de manera más directa en su novela La hija de Homero se rinde ante la mujer que mira y ama y cuenta al héroe.
Samuel Buttler no llegó a la conclusión de que la Odisea estaba escrita por una mujer al leerla, sino al ir traduciéndola, como si la posesión de la musicalidad, el ritmo, la dulzura de las palabras del oculto trenzado con olor a salitre y humo de hogueras y arena húmeda que él convirtió en un elegante cordón de terciopelo inglés le hubiese dado la clave.
Borges afirmaba de esta traducción que era una versión “calmosa” en la que Butler demuestra su determinación de eludir todas las oportunidades visuales y de resolver el texto de Homero en una serie de noticias tranquilas. Una irónica novela burguesa. Hoy podemos preguntarnos ¿qué mejor momento que este que vivimos ahora para entender a la perfección esa versión de la Odisea que tan bellamente acaba de editar el sello Blackie Books?
La edición de Blackie Books
La editorial nos hace llegar esta singular Odisea en su colección Clásicos Liberados. Este nombre es toda una declaración de intenciones, pues los clásicos que publican aparecen literalmente “liberados” de la falsa imagen de aburrimiento, de la complejidad de la academia, del peligro de la lectura única, tratando de poner al alcance del lector el inmenso placer de descubrirlos sin condicionantes, sin necesidad de saber previamente nada de ellos, con la mente abierta y el corazón ligero.
Esta magnífica edición en colores pastel (el azul de los ojos de Atenea, el rosado de los dedos de la Aurora) incluye unas suculentas notas que acompañan al texto y que reflejan la huella que la lectura de la Odisea ha suscitado en lectores de todas las épocas: Horacio, La Fontaine, Mary Beard, San Clemente de Alejandría, Milan Kundera, Góngora, Dante, Josep Pla, Neil Gaiman, Zenódoto de Éfeso, Christopher Marlowe, Nick Cave, Tennyson, Borges…
La versión del texto inglés de Butler ha sido volcada al español por Miguel Temprano García, traductor entre otros de Defoe, Stevenson, Conrad, Chesterton, Melville, Henry James, D.H. Lawrence y Virginia Woolf. No se puede tener mejor carta de presentación. Salpicados con delicia e ironía, unos pequeños dibujos pespuntean con imágenes las palabras. El ilustrador es Calpurnio y ha realizado, a lo largo de dos años, un minucioso trabajo de documentación cuyo resultado son las más de quinientas ilustraciones del libro.
Finalmente, y para terminar de acompañar la mirada de Nausicaa que siempre defendió Butler, esta edición se completa con un poema de Dorothy Parker dedicado a Penélope, la reina de Ítaca y esposa de Ulises, y un relato de Margaret Atwood autora de la exitosa El cuento de la criada. Este relato, escrito en 2006 y ahora recuperado y traducido al español, viene a equilibrar el contrapunto de la historia del héroe en la versión de su legítima, que desvela lo que de verdad ocurría en Ítaca mientras Ulises andaba perdido por esos mundos.