Escrito en braille

Alejandra del Río. Universidad de Valparaíso. 9 € (84 p) ISBN 978 956214220 5

La idea de este poemario surge en una biblioteca para ciegos, donde la autora chilena acudía a grabar libros. Ella cuenta que sus constantes visitas le dieron la clave e inspiración que buscaba: sus poemas debían tocarse, más que leerse; sus versos experimentarían con el sonido y pasarían a ser texturas, como escritos en braille.  Con imágenes potentes de la piel, la desnudez, las sombras y el agua, los versos de Alejandra son mantras de valor y coraje, o amuletos para recordar lecciones de vida que hablan sobre la importancia de abrir los ojos y mirar la verdad de frente, aunque resulte doloroso y solitario. Lo siguiente es hacer las paces, cubrir las heridas, reconstruirse, recuperar la esencia individual y soltar. Esta es la segunda edición de un poemario publicado por primera vez hace poco más de dos décadas. A la distancia, el camino para materializar esta obra fue muy accidentado, por ser un libro atípico para las editoriales. Era un ejemplar artesanal, con auténtico braille en la portada, y un contenido que el gremio catalogó de raro e imposible de entender. Aunque estos poemas pueden parecer crípticos por momentos, van tomando la claridad y nitidez. Los lectores dejan atrás el velo para moverse a su ritmo. La autora admite que este es su libro favorito por estar “lleno de misterios”. Comprometida con su poesía, Alejandra del Río (Santiago, 1972) honra la expresión y prioriza la utilización de su voz para cantar en tiempos oscuros y luminosos; soltar las palabras al aire, como entidades autónomas, y dejarlas ser.