La noticia ha llegado como una bomba, nadie podía esperarlo. En un breve comunicado firmado por Silvia Sesé, directora editorial de Anagrama, anunciaba que el Premio Herralde de Novela se declaraba desierto. En un año redondo, en el que el premio celebraba su 40ª edición, el jurado, formado por la librera Esther Gómez (Moito Conto, A Coruña), el catedrático de literatura Gonzalo Ponto Gijón, los escritores Marta Sanz y Juan Pablo Villalobos, y SIlvia Sesé, no ha alcanzado ningún acuerdo.
El prestigioso premio dotado con 25.000 euros a partir de esta edición y que, de manera habitual, suela anunciarse el primer lunes de noviembre jamás había quedado desierto, no así el premio a la novela finalista que en 2013 y 2019 no fue otorgado. El Premio Herralde, que toma su nombre de Jorge Herralde, fundador y propietario de Anagrama, considerado uno de los mejores editores en lengua española, cuenta entre su nómina de ganadoras novelas icónicas como Los detectives salvajes (1998), del chileno Roberto Bolaños; La hora azul (2005), del peruano Alonso Cueto; Después del invierno (2014), de la mexicana Guadalupe Nettel; Lectura fácil (2018), de la española Cristina Morales; o Nuestra parte de noche (2019), de la argentina Mariana Enríquez.
La declaración del premio como desierto no ha sido, tampoco, una fácil decisión, como se desprende del comunicado emitido por Anagrama que finaliza diciendo: «A pesar de que se trata de una posibilidad contemplada en el punto 5 de las bases del premio, el jurado lamenta la falta de consenso y confía en que la resolución sea muy distinta en la convocatoria del próximo año».