El éxito lector en el confinamiento
Muchas veces los profesionales del libro se preguntan cómo despertar el hábito lector en la ciudadanía y, para ello, los Planes de Fomento de Lectura se suceden desde las instituciones públicas, a veces y desgraciadamente, sin mucho éxito.
En medio de lo que fue un año 2020 muy malo por lo que todos sabemos, un rayo de esperanza lectora se abrió en la red de bibliotecas públicas de este país. La plataforma eBiblio —biblioteca digital pública— gestionada por el Ministerio de Cultura y Deporte, en colaboración con los servicios de bibliotecas de todas las comunidades autónomas, salvo el País Vasco que ha creado su propia plataforma —Liburutekia—, han vivido un crecimiento del 134 por ciento de libros electrónicos y audiolibros prestados en el año 2020, frente al anterior 2019. ¿Qué ha pasado? Pues que en un momento desafortunado en que el libro físico solo era accesible vía compra online, y en competencia directa con las plataformas de suscripción de contenido digital de pago —Storytel, Nubico, Audible…—, aparece, aunque ya era una realidad desde su creación en 2014, la plataforma digital gratuita de bibliotecas públicas eBiblio, y el ciudadano lector habitual de la biblioteca física, se rinde mediante una simple suscripción online con nombre de usuario y clave para acceder al servicio de biblioteca pública digital de su comunidad autónoma.
La evolución de los préstamos electrónicos en 2020 demuestra que no ha sido un capítulo transitorio acaecido durante los meses de confinamiento: en enero se prestaron 178.900 títulos y en noviembre, cinco meses después del encierro, se prestaron 296.177 (un 65,5 por ciento más). Reflejo de estos datos es que durante la pandemia, el Ministerio de Cultura y Deporte compró sesenta mil nuevas licencias para cubrir las demandas de los usuarios.
¿Cómo funciona eBiblio?
El servicio eBiblio es accesible 24 horas al día, 7 días a la semana y 365 días al año a través de internet y permite la lectura tanto en línea (streaming) como a través de la descarga. Dispone de una aplicación gratuita para dispositivos móviles disponible en las tiendas de iOs y Android, que gestiona todas las actividades relacionadas con el préstamo y lectura de documentos. Para hacer uso del servicio únicamente es necesario disponer de un dispositivo de lectura compatible con el formato de publicación ePub y acceso a internet, además de estar en posesión de un carné de cualquiera de las bibliotecas públicas participantes en eBiblio. Durante el confinamiento fue factible obtenerlo también en línea: ejemplo de agilidad en beneficio del usuario.
La colección de eBiblio incluye obras de ficción y no ficción para público adulto e infantil, ofreciendo un fondo equilibrado en el que se encuentran representadas todas las materias (literatura, ciencias, humanidades, autoayuda, salud, deporte, entre otros). Con regularidad se añaden novedades que incluyen las últimas publicaciones de los escritores más leídos.
Con eBiblio se tiene acceso a tres tipos de contenidos digitales (ebook, audiolibro o revistas) a la vez y se puede leer en un plazo máximo de 21 días, en el caso de los ebooks y audiolibros, y de 24 horas para las revistas y periódicos, aunque la duración del préstamo puede variar dependiendo de cómo lo configure cada comunidad autónoma con su red de bibliotecas. También se permite realizar reservas de libros que ya están prestados por otros usuarios y renovaciones, siempre que el libro no haya sido reservado con anterioridad.
¿Por qué se ha esperado a que un confinamiento provocara el éxito?
Parece que la promoción de la herramienta eBiblio como “capital” para el fomento de la lectura falló… Al final fue “el boca a boca” (y lo suscribe mi propia experiencia con mi club de lectura), el que ha precipitado su éxito y ha hecho que eBiblio se ponga a la cabeza de usuarios por méritos propios (tampoco hay que olvidar que se trata de un servicio público y, por tanto, gratuito). Estos días leyendo los artículos de la escritora Zadie Smith, publicados por Salamandra Narrativa, articula una reflexión que enlaza muy bien con este texto. La autora nos recuerda que: “Las bibliotecas bien gestionadas se llenan de gente porque lo que una buena biblioteca ofrece no se puede encontrar fácilmente en otro sitio: un espacio público a cubierto donde no se ha de comprar nada para quedarte.”
Smith recuerda la biblioteca de su infancia, en su barrio de Londres, a la que acudía a leer y “sacar” libros, pero ¿acaso no es aplicable a la plataforma eBiblio también? Siempre que las bibliotecas cumplan su función ¡bienvenidas sean!
Los cambios en la plataforma eBiblio
En septiembre del año pasado y previo concurso público cambió el proveedor tecnológico de la plataforma de la empresa Odilo a Libranda. Ambas empresas se presentaron al concurso, si bien Odilo reclamó las bases del concurso y solicitó su anulación por considerar la remuneración por el servicio de tecnología insuficiente para soportar el coste de usuarios de eBiblio (servidores, almacenamiento, protocolos DRM). Finalmente, el concurso se adjudicó a Libranda, quien hasta ahora había sido la principal proveedora de contenidos de eBiblio durante los últimos años. La contrata tecnológica es pequeña en comparación con el dinero que va a invertir el Estado en la compra de libros en los próximos meses. El Ministerio prometió hace unos meses que invertiría en torno a tres millones de euros en 2021.
Pero el día 23 de noviembre pasado se produjo “el apagón” de eBiblio, pues el Gobierno comunicó a las comunidades autónomas que el servicio quedaba suspendido durante nueve días a partir del 26 de noviembre para poder llevar a cabo la mudanza del soporte. EBiblio no volvió a funcionar hasta el 9 de diciembre de 2020. Desde entonces y en la actualidad del año en curso, los usuarios de eBiblio echan de menos funciones como el marcapáginas o el subrayado. Otra incidencia ha ocurrido cuando la Xunta de Galicia se encontró con problemas en las traducciones a gallego. Y, cuando la Generalitat de Catalunya negoció un contrato en paralelo con Odilo que le garantizase su servicio durante los meses siguientes, lo que suspendió su acceso a la plataforma eBiblio.
¿Qué dijo el Ministerio de Cultura al respecto? La directora general del Libro, María José Gálvez, recordó que «el corazón del sevicio» ha estado siempre a salvo: «ebiblio nunca ha dejado de servir para que miles de españoles puedan leer respetando los derechos de autor, estén donde estén».
El futuro de la plataforma
Sin perjuicio de diversas incidencias, como siempre ocurre con todo, no nos dejemos arrastrar por el “ruido”. La idea es que la tasa de lectores siga creciendo y retener a todos los nuevos usuarios incorporados con la pandemia. Todavía no se tiene la cifra de usuarios y préstamos del año en curso, que además acaba de comenzar, pero sí se puede adivinar que la clave del éxito va a estar en la inversión y difusión de la plataforma. El gasto es decisivo en el fomento de la lectura. Si un lector se acerca a eBiblio y está en cola de espera dos semanas para el préstamo del libro que quiere leer, optará por otra opción. El usuario digital es impaciente.
Otro pilar por desarrollar en eBiblio es la sociabilización de la red del préstamo digital. Los bibliotecarios advierten de que este modelo no puede ser solo un almacén de novedades, y quieren que eBiblio también sea un foro de comunidad como lo son las bibliotecas físicas, pues este factor (la socialización) es clave, tanto en entorno físico como en digital, para las bibliotecas, foros que generan pensamiento crítico. Por eso, la plataforma del futuro debe reforzar aplicaciones para la sociabilización con grupos de lectura o recomendaciones compartidas, un lugar donde el bibliotecario siga desempeñando su papel prescriptor. Al final, esto es el núcleo de las bibliotecas, sea cual sea su ecosistema.